Frontera. capítulo 2
Hasta que me di cuenta que los animales famélicos del bosque me querían llevar con ellos.
Era un cazador muy buena onda, que tenía el total permiso de salir a la frontera y lo mejor sabía inglés.
Aprendí en la escuela, por si algo pasaba, siempre la intuición y las ganas le ganan al humano, o bueno, a mí.
Vigilados por todos lados con total consentimiento de entrada. Nos verificaron antes por la guerra, por si estábamos embestidos como ciudadanos comunes siendo militares.
La atención fue rápida, ya de paso transportamos a un niño en la ambulancia a la misma vez que nosotros por un accidente ocurrido en el pueblo Tiriyó.
De pronto se despertó sin que nadie se diera cuenta...
¿Cómo te llamas?
Noah... (Con voz suave)
¿Qué te pasó? ¿por que estás aquí?
Mi aldea se incendió por una invasión de otra tribu, y lo último recuerdo es el fuego y las antorchas.
Eso es terrible... te deben doler mucho esas heridas ¿no?
Si...
Espera a que arribamos la ambulancia al hospital...
No podía creer que todos sabían lengua inglesa perfectamente al igual que yo.
¡Llegamos!
Se escuchó desde la ventanilla del frente del ya mencionado transporte al que yo llamo "el canto de los heridos "cuando suena la sirena donde estaban los conductores prestando toda la atención hacía nosotros.
Me colocaron una manta encima y al niño lo bajaron lentamente llevándoselo a su supuesta habitación, al igual que a mí.
Me socorrieron enseguida. Terminé la revisión y no pasaron segundos que fui a preguntar por él.
¿Estás bien? ¿Qué son esos tubos que tienes ahí?
No lo sé...
La enfermera que estaba al lado contestó: son tubos de oxigeno, para mantenerlo mejor que ahora, y tiene otros aparatos para curarlo.
Te vas a mejorar, contesté.
Gracias, tú sos la única persona que me queda ahora...continuará.
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