cuando faltó la heladera
en la cocina o el comedor,anda saber si en el techo pero la cosa es que es una dicha para conservar,los alimentos y más...
la heladera zumba con electricidad,
guardando secretos en la oscuridad,
enfriando alimentos con habilidad.
Sus luces parpadean con ansiedad,
como estrellas fugaces en la ciudad,
creando un ambiente de inmensidad,
donde el frío reina con libertad.
La corriente fluye con agilidad,
haciendo vibrar cada componente,
en esta máquina de singularidad.
Con su poder, nos llena de contento,
que importante que se ha vuelto día a día en el hogar, con su gran capacidad,
nos ofrece frescura en cada momento.
Más que un objeto,una necesidad.
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